Buena tierra.

 


 ' Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible, Y con dificultad oyen con sus oídos; Y han cerrado sus ojos; De otro modo, verían con los ojos, Oirían con los oídos, Y entenderían con el corazón, Y se convertirían, Y Yo los sanaría”.'Mateo 13:15

'Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena, este es el que oye la palabra y la entiende; este sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta por uno». 'Mateo 13:23


Jesús habla sobre el propósito de las parábolas, las cuales son dadas a quienes puedan recibirla, es decir, los que estén dispuestos a inclinar su corazón a Dios, y no es que Dios rechaza un grupo de personas y tenga preferidos, es que esto está en el corazón del hombre que se hace insensible a Dios y por tanto su conciencia es entenebrecida. 

La palabra es como una semilla que cae en tierra y dependiendo el terreno da frutos, al mencionar la parábola del sembrador se explica como es la buena tierra: Oye, entiende y da frutos. Alguien dispuesto a rendirse en la presencia de Dios, busca alejarse del pecado y por tanto da frutos de la relación espiritual. Esto es lo que se espera de nosotros, que nuestra actitud de servir a Dios sea considerada como tierra fértil, dispuesta a recibir la palabra, del crecimiento se encarga el Espíritu Santo prometiendo multiplicación que se extiende no solo a lo espiritual sino todas las áreas de la vida. 

Es importante conocer el estado de nuestro corazón, si es apto para recibir y crecer en la palabra, si vemos escombros en forma de afanes, heridas o ídolos con certeza sabremos que nunca podrá crecer la palabra de Dios en nosotros. Por tanto, podemos pedir al sembrador que nos ayude a limpiar y ser aptos y hacedores de su palabra. Dios tiene el poder de transformar nuestra mente y darnos una visión conforme a Cristo en todas las cosas, por tanto no creamos que por más pecado no podemos ser limpios y ser considerados terreno fértil. 

Pidamos a Dios que nos enseñe a ver, escuchar y entender conforme a su voluntad, y con seguridad seremos sanados y ser fructíferos en la vida espiritual. No podemos creer que la palabra de Dios crecerá conjuntamente a los deseos carnales y que puedan habitar en armonía pues ambos persiguen intereses contrarios. 

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