No te soltaré hasta que me bendigas.


 


'Entonces dijo: —¡Suéltame, que ya está por amanecer! —¡No te soltaré hasta que me bendigas! —respondió Jacob. 'Génesis 32:26.


Dios le ordena a Jacob volver a su tierra, un viaje difícil pues debía reencontrarse con su hermano Esaú. Durante el camino tiene un encuentro único, está luchando con un ángel el cual al ver al incansable Jacob decide lesionar su cadera y este le responde: -No te soltaré hasta que me bendigas.

Jacob luchó, y esto provoca que le sea cambiado el nombre a Israel y por último también recibe su bendición. Un encuentro con Dios puede cambiar por completo la percepción de nosotros mismos y que dejemos de vernos a través del pecado, el que antes era conocido por engañador ahora es conocido por el que luchó con Dios. Esa transformación muchas veces deja huellas en nuestra vida en ocasiones visibles, pero lo más importante es la transformación y bendición que obtenemos en la presencia de Dios. 

Es necesario ser perseverantes en la lucha y como Jacob no desistir hasta obtener la bendición de Dios, cree que un día tu historia puede cambiar por completo y Dios pueda manifestar su gloria en ti. La idea principal es que hasta que no alcancemos la gracia de Dios no le soltemos y una vez allí permanezcamos. 

Hay momentos donde Dios no prosperará tu viaje sin antes transformarte, tal como Jacob debía mostrar un verdadero cambio si deseaba el perdón de su hermano así necesitamos nosotros ser nuevos para llegar a tierra prometida. 

El viaje es doloroso en ocasiones, pero la mayor satisfacción es la de ver la obra de redención en nosotros.

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